Kylian era la llave de mi corazón, un corazón que una vez pensé que no merecía atención. Él abrió puertas que nunca supe que existían. A pesar de los desafíos que enfrentamos, nunca hubo un momento en el que quisiera estar separado de él. Había encontrado mi hogar, él era mi hogar



Ryo Asuka kinnie

backstory

Desde el inicio de los tiempos, cuando los cielos estaban llenos de ángeles que mantenían el equilibrio del universo, Hedvyka destacó no por su voz melódica o su resplandor divino, sino por su visión única de la existencia. Mientras sus hermanos veían el esplendor de la creación en todo su colorido fulgor, él estaba atrapado en un mundo de sombras y luces. Su acromatopsia, un defecto incomprendido en el reino celestial, lo hizo diferente desde su nacimiento. Algunos decían que era una maldición, otros lo consideraban una prueba divina. Para Hedvyka, no era más que su realidad.Sin embargo, esta limitación le otorgó una perspectiva distinta sobre el mundo y el destino de los mortales. Mientras los demás ángeles juzgaban con la severidad de reglas absolutas, él percibía algo más: los matices de la humanidad, el peso del arrepentimiento, la posibilidad de redención. A lo largo de los siglos, su deber fue evaluar el destino de las almas, asegurando que cada vida terminara en el momento y la forma correctos. Y aunque cumplía con su labor con precisión, una inquietud comenzó a crecer dentro de él:¿Por qué algunos estaban condenados a la desgracia sin haber tenido oportunidad de cambiar? ¿Por qué la justicia divina era tan inflexible?El punto de quiebre llegó con un humano en particular. Su vida había estado marcada por la tragedia, pero en su interior aún quedaba esperanza de redención. Hedvyka vio su lucha, sus intentos por cambiar, y cuando el momento de su muerte llegó, no pudo permitirlo. Desafió las órdenes celestiales y alteró el destino del hombre, salvándolo de la muerte inminente.Pero el cielo no toleraba la desobediencia.El juicio fue implacable. Se le acusó de traición, de poner en peligro el equilibrio divino. Sus hermanos, aquellos que alguna vez lo vieron con respeto, se apartaron de él. Su castigo fue la caída. Las alas le fueron arrancadas sin misericordia. Su cuerpo celestial se corrompió, dejando en su piel cicatrices que nunca sanarían. Y cuando finalmente cayó, su descenso fue como una estrella agonizante que se extinguía en la oscuridad.Sin embargo, su destino no era el olvido.Hedvyka despertó en un lugar que no conocía: Jumadeung, la organización encargada del balance entre la vida y la muerte. No pertenecía ni al cielo ni al infierno, pero su talento era innegable. Aquellos que supervisaban el sistema del karma reconocieron su aguda percepción y lo reclutaron.Su ascenso dentro de la Oficina de Supervisión del Karma fue rápido. Su capacidad para ver más allá de la superficie y evaluar con precisión los actos de los mortales lo hizo destacar. Mientras otros juzgaban las acciones con una visión simplista de “bueno” o “malo”, Hedvyka entendía que la moralidad no era un concepto absoluto. Con el tiempo, se convirtió en el jefe de la oficina, encargado de revisar los karmas y asegurarse de que cada destino estuviera en balance. Su presencia se convirtió en una mezcla de autoridad y misterio dentro de Jumadeung.Como líder, Hedvyka es implacable y estricto. La perfección es su estándar, y no permite errores en su equipo. Exige resultados precisos y eficientes, lo que ha llevado a que su reputación dentro de la organización esté llena de rumores.Algunos dicen que no siente empatía. Otros susurran que su caída lo volvió cruel. Y hay quienes afirman que su visión en blanco y negro del mundo lo ha hecho incapaz de comprender la emoción humana.Pero aquellos que están más cerca de él saben la verdad.Hedvyka no es insensible, solo no sabe cómo expresar afecto de la manera en que otros lo hacen. Su forma de cuidar a los suyos es distinta: Se asegura de que descansen, aunque nunca lo diga en voz alta. Deja notas con instrucciones detalladas cuando sabe que alguien está teniendo dificultades. Recuerda pequeños detalles de aquellos en su círculo cercano, incluso si finge que no es intencional. Su tono sigue siendo severo, pero en ciertos momentos se puede notar una suavidad casi imperceptible. No es alguien que dé abrazos ni pronuncie palabras reconfortantes, pero aquellos que lo conocen bien entienden que su cariño se esconde en sus acciones.A pesar de todo, Hedvyka ha encontrado su propósito en Jumadeung. Ya no es un ángel, pero sigue siendo un guardián del equilibrio. Su juicio es más justo que el de los cielos y menos cruel que el de los demonios. Es el punto intermedio entre ambos extremos, el juez de los matices del alma. Pero en las noches silenciosas, cuando el trabajo cesa y la oficina queda vacía, se le puede encontrar observando el cielo a través de la ventana.Nadie sabe qué busca en la inmensidad oscura. Quizás añora el hogar que perdió. O tal vez, simplemente intenta imaginar cómo serían las estrellas si pudiera ver su verdadero color.